Este 19 de noviembre se cumple un año del día más aciago de la historia política y social de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Doce meses en que se vivieron a flor de piel, la tragedia del despojo y la amputación territorial. Hoy es necesario hacer un alto en el camino y observar con serena profundidad que está pasando en las islas.
Localmente se cerraron las dos únicas pesqueras y procesadoras industriales que había en la isla creando nuevos desempleados y cercenando muy buenas oportunidades de crecimiento económico y social. Por otro lado, buena parte de los pescadores artesanales, provisionalmente subsidiados, ya no salen a faenar anestesiados por esta nueva y absurda realidad.
De otra parte, los pesqueros llamados ‘semi industriales’ sacaron licencia en Nicaragua para seguir faenando en ‘Luna Verde’ y con esto se fugaron divisas, subió el precio del producto y por ende, comenzó a escasear. Los frutos del mar se volvieron de élite y algunos restaurantes ofrecen ‘basa’, un pescado de mala espina y sabor, criado en estanques del Vietnam.
Mientras tanto, el gobierno local anda a marchas forzadas entre otras cosas porque le barajaron su Plan Departamental con el ‘Plan Archipiélago’ y el Plan Fronteras, convirtiendo al original y ambicioso entretejido de sueños en una especie de espejismo inalcanzable del que a ratos intenta sacudirse, por ahora, sin lograrlo.
Y es que de tantas visitas presidenciales, ministeriales, viceministeriales y del llamado ‘nivel central’ –contando asesores, consultores, militares, periodistas y comitivas que atender– lo que queda es un gran barullo del que escasamente se desprende algún hecho concreto y cientos de promesas billonarias revoloteando en el aire como mariposas babilónicas.
Entre los logros relevantes derivados de la crisis podemos mencionar –además de los cuestionados subsidios a los pescadores– la contribución para la rebaja del transporte entre las islas de Providencia y San Andrés; las 703 becas concedidas a los estudiantes a través del Icetex y las mejoras en materia de conectividad de internet, especialmente en Providencia y Santa Catalina
En síntesis, mucho ruido y pocas nueces…
Entre tanto, el país sigue centrado en los diálogos de paz de La Habana y el actual presidente, en su reelección. Nada ha mejorado: a la isla siguen llegando más y más personas –desplazados incluidos– sin que el Gobierno Nacional y los asesores del BID entiendan que la sobrepoblación es el principal problema de San Andrés.
Para colmo de males, la inseguridad volvió a tomarse las calles creando pánico y zozobra entre los habitantes… Los nativos de las islas no se han manifestado como los cafeteros, los ganaderos, los mineros o los campesinos de este país, simplemente por su forma de ser: cristiana, paciente y reflexiva. Esperamos que el Estado no siga abusando de su suerte.
